Abuelas
de Plaza de Mayo brindó detalles del encuentro de la hija de Norma
Síntora, secuestrada con un embarazo de 8 meses, y de Carlos Alberto
Solsona, con quien podrá finalmente abrazarse, luego de casi 42 años.
A
continuación el comunicado completo de la organización de derechos
humanos, con los detalles de la búsqueda de la nieta recuperada:
"Norma
Síntora nació en Cruz del Eje, Córdoba, el 9 de agosto de 1951. Allí
hizo la escuela primaria y secundaria. En 1968 rindió libre las materias
de quinto año del secundario y con su hermano Daniel se trasladaron a
Córdoba capital para ir a la universidad. Norma comenzó a estudiar
Ingeniería Electrónica. Durante el ingreso a la facultad, en 1968,
conoció a quien sería su marido, Carlos Alberto Solsona. Carlos venía de
estudiar Ingeniería Química en Santa Fe y decidió cambiarse a
Electrónica, para lo cual se mudó a Córdoba. Tras una amistad de varios
años, formaron pareja en 1974, en marzo de 1975 se casaron y al año
siguiente nació su primer hijo, Marcos.
"Cuando
Norma tuvo que dejar a Marco (su hijo mayor) con sus abuelos por
cuestiones de seguridad no hubo una noche que no llorara pensando en
cómo estaría él. Norma era tranquila, amable, persistente", dice Carlos,
el papá de la nieta 129, sobre su compañera desaparecida.
"Norma
y Carlos militaban en el Partido Revolucionario de los
Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). A ella sus
compañeros la llamaban "La Morocha", "Raquel", "Marta" o "La Turca".
Hacia finales de 1976, ante la ferocidad de la represión, la pareja
decidió dejar a Marcos al cuidado de sus abuelos maternos por los
riesgos que estaban corriendo y empezaron a pensar en el exilio. Por
entonces, Norma cursaba su octavo mes de embarazo.
"Pero
los planes no pudieron concretarse. El 21 de mayo de 1977, alojada en
la casa de sus compañeros de militancia Isolina Beatriz Rocchi y Rubén
Castro, en Moreno, provincia de Buenos Aires, Norma fue secuestrada
junto a ese matrimonio. Los tres continúan desaparecidos.
"Al
momento del secuestro, Carlos Alberto se encontraba fuera del país y
luego debió exiliarse. La familia Solsona-Síntora pretendía escapar de
la dictadura y reencontrarse en España: Norma con Marcos y su bebé –a
quien pensaban llamar Pablo, si era varón, o Soledad, si era mujer–, y
Carlos, ya fuera de Argentina.
"Nada
más se supo de Norma ni del bebé nacido/a en cautiverio. Se presume
que, por la zona del secuestro, podría haber sido llevada a Campo de
Mayo, donde habría dado a luz en alguna de las maternidades de ese
centro clandestino de detención. Marcos, el hijo mayor de Norma y
Carlos, creció con sus abuelos, con una verdad contada lentamente,
mirando fotos y leyendo las cartas que le enviaba su papá. Cuando
cumplió 10 años, su abuelo paterno Domingo Solsona lo llevó con Carlos y
se produjo el reencuentro. Luego Carlos formó pareja con Ana y tuvo
otro hijo, Martín.
"Carlos y
los abuelos Solsona y Síntora radicaron tempranamente la denuncia sobre
el bebé que buscaban en Abuelas de Plaza de Mayo. Existen registros de
las presentaciones del abuelo Héctor Síntora en la filial de Abuelas de
Córdoba, que mencionaban la desaparición de su hija embarazada de ocho
meses."
"En 2012, a partir de
diversas informaciones recibidas sobre una joven que había sido
inscripta como hija propia por un matrimonio, desde Abuelas se resolvió
la aproximación del caso. La documentación reunida mostraba, entre otras
cosas, que la partida de nacimiento apócrifa había sido firmada por un
médico de la Policía Federal Argentina y que el parto había ocurrido en
domicilio. En 2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación
de Abuelas, contactó a la presunta hija de desaparecidos que vivía en el
exterior para invitarla a realizarse el examen de ADN.
"El
equipo realizó la comunicación por teléfono y quedó en continuarla vía
correo electrónico. La mujer adelantó que en 2014 viajaría al país para
seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y se le transmitió
que la prueba genética también podía efectuarse a través del Consulado.
Ante la falta de respuesta subsiguiente, el área de Investigación
informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad
fiscal especializada para casos de apropiación de niños durante el
terrorismo de Estado.
"El
juez Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación
diplomática del país donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades
que se analizara. Ante las negativas, envió un exhorto a la Justicia de
ese país, que rechazó realizar un allanamiento para verificar la
identidad de la joven.
"En
junio de 2017, a partir de un allegado de la joven que la incentivó a
buscar su origen, se pudo retomar el vínculo. Este amigo, que vive en la
Argentina, fue atendido por el equipo jurídico y el de Presentación
Espontánea de nuestra Asociación, para despejar dudas y restablecer los
puentes para que la mujer accediera finalmente a analizarse.
"Hace
dos semanas la nueva nieta ingresó al país y, por una notificación de
Migraciones, se presentó a la Justicia el miércoles 3 de abril. Allí,
con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional
por el Derecho a la Identidad (CONADI), aceptó realizarse
voluntariamente el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos
(BNDG), que arrojó que es hija de Norma Síntora y Carlos Alberto
Solsona.
"Abuelas notificó a
su papá y a sus hermanos sobre el encuentro, quienes viajaron hasta aquí
para conocer todos los detalles del caso. Su papá Carlos, sus hermanos
Marcos y Martín y sus sobrinos la esperan para abrazarla y reconstruir
más de 40 años de historia arrebatados por el terrorismo de Estado.
Pedimos, como siempre que anunciamos una restitución, que se respeten
los tiempos y la privacidad de las víctimas y sus familias para no
obstaculizar este proceso tan sensible y delicado.
"Este
caso devela la trama de complicidad que conlleva el delito de
apropiación de identidad y la necesidad de que toda la sociedad se
comprometa a resolverlo. El encuentro de Carlos con su hija no habría
sido posible de no haber recibido las informaciones acercadas desde la
sociedad, no podría haberse constituido como caso si el Estado no se
hubiera comprometido con la búsqueda, y a esto se suma el acompañamiento
de su amigo que la guió para que se sacara las dudas sobre lo que la
restitución implicaba, las gestiones con los consulados de Argentina en
otros países, la labor de la Unidad Fiscal de Investigación, del Juzgado
Número 12, de la CONADI, el BNDG y de nuestros colaboradores. Todos y
cada uno de los eslabones de esta cadena han hecho posible que la
#Nieta129 vuelva a casa. Por eso repetimos: rompamos el silencio, el
tiempo es hoy, los nietos y nietas ya tienen entre 39 y 45 años,
ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó.
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