Instituciones
académicas y artistas se movilizan para que el tesoro de Juan Carlos
Romero permanezca en el país y sea de acceso público
El artista argentino Juan Carlos Romero (1930-2017) reunió en sus 87
años de vida unos 2.000 carteles políticos, la mayor colección del país.
También folletos, volantes, libros de artistas y publicaciones que
integran un archivo descomunal, equivalente a cuatro habitaciones. El
conjunto da cuenta de la memoria colectiva de Argentina
y de su historia cultural, política y sindical reciente. Tras su
muerte, hace casi dos años, comenzó un litigio judicial entre los
herederos que terminó con la venta del llamado Archivo de artistas Juan Carlos Romero
a una fundación extranjera a fines de 2018. Instituciones académicas y
artísticas pelean para evitar que el archivo salga del país y exigen que
se garantice su acceso público.
El artista argentino Juan Carlos Romero (1930-2017) reunió en sus 87
años de vida unos 2.000 carteles políticos, la mayor colección del país.
También folletos, volantes, libros de artistas y publicaciones que
integran un archivo descomunal, equivalente a cuatro habitaciones. El
conjunto da cuenta de la memoria colectiva de Argentina
y de su historia cultural, política y sindical reciente. Tras su
muerte, hace casi dos años, comenzó un litigio judicial entre los
herederos que terminó con la venta del llamado Archivo de artistas Juan Carlos Romero
a una fundación extranjera a fines de 2018. Instituciones académicas y
artísticas pelean para evitar que el archivo salga del país y exigen que
se garantice su acceso público.
Poster de la Federación Sindical Revolucionaria de El Salvador en contra de la intervención de Estados Unidos. Archivo Juan Carlos Romero
"No
hay otro archivo público ni privado similar que contenga colecciones
iguales. Es tremendamente relevante no solo para el mundo del arte, sino
para muchos otros abordajes que entrecrucen prácticas simbólicas,
historia cultural e historia política", dice Ana Longoni, integrante de
la Red Conceptualismos del Sur (RedCSur)
y directora de actividades públicas del Museo Reina Sofía. Desde
RedCSur, una plataforma de investigación artística, enviaron una carta
al Ministerio de Exteriores argentino, al de Justicia, al de Cultura y
al Archivo General de la Nación, entre otros, en la que denuncian que la
venta al exterior del archivo "lo privatiza y sustrae del acceso
público". Hasta el momento no han recibido respuesta.
El galerista que realizó la venta, Ricardo Ocampo, cita motivos de
confidencialidad para evitar responder quién lo compró, por cuánto y si
el material ha salido de Argentina o permanece en el país. "Todo el
proceso de adquisición fue privado, y cumplió con los requisitos legales
necesarios", responde Ocampo por correo. "Habiendo evaluado las
diferentes propuestas, sus herederos decidieron que el mejor destino era
la institución que finalmente lo adquirió. Tuvieron en cuenta en primer
lugar el deseo expreso de Juan Carlos de que el archivo formara parte
de la colección de una institución internacional. Otro factor clave fue
que esta institución asegure la conservación, investigación y promoción
del archivo y de la figura de Juan Carlos. Se cumplió la voluntad del
propio Romero", añade.
"Más allá de la legalidad de la venta, hay una dimensión política y
ética que Romero alentó toda su vida que entra en clara contradicción",
opina Longoni. "El archivo tenía que quedarse en Argentina, en Buenos
Aires, era un pedido de él porque para él era importante que pudiera
estar accesible", coincide Diana Wechsler, directora del Departamento de
Arte y Cultura de la Universidad Nacional Tres de Febrero (Untref). Las
dos conocen al artista desde hace décadas y participaron en la
Asociación Civil Archivo de Artistas Juan Carlos Romero, a cargo de la
catalogación y digitalización del material. "En 2011 se compra el
inmueble donde trasladamos el archivo para catalogarlo y digitalizarlo. Se avanzó bastante en lo más conocido, que es el archivo de gráfica política. Es significativo porque no hay otro igual, pero es el 5%", detalla Longoni.
El cartel más antiguo de la colección, datado en 1930, fue impreso por
falangistas de Argentina. Sobre una bandera española de fondo y una
pequeña bandera argentina en un extremo, hay dibujado en el centro el
símbolo falangista del yugo y las flechas. Hay otros afiches de carácter
internacional, entre ellos, varios en defensa de la revolución cubana,
de Palestina y Nicaragua, pero el plato fuerte son los carteles del
peronismo histórico. "Justicia social", puede leerse en un póster de
1952 con la imagen de Juan Domingo Perón. "Volveré viva o muerta a
pelear al frente de mi pueblo (Eva Perón). Presente mi general", está
escrito en un cartel del Partido Justicialista de 1973. En otro del año
siguiente hay una imagen de María Estela Martínez dentro de la silueta
de Perón y una orden escueta: "Sigámosla". La última mujer del general
lo sucedió en la Presidencia argentina el 1 de julio de 1974 tras su
muerte.
"Era un hombre múltiple, un archivero infatigable, un militante sindical y político, un gran docente, un curioso inagotable", lo describe Longoni. "Alimentaba su archivo como un modo de alimentar su práctica artística. Su archivo era un organismo vivo y respondía a sus modos de catalogación totalmente aleatorios. Podía estar conversando, tomando mates, y se metía en el fondo de su casa y emergía con un papelito del que se había acordado y que quería que viese", recuerda.
Esta investigadora cree que, dadas las dimensiones del archivo, no se debe haber movido del país o, al menos, no en su totalidad. "Estamos preocupados porque existe un franco peligro de dispersión", subraya. Argentina pone muchas trabas a la exportación de obras de arte, pero no así a materiales como los atesorados por Romero. "No existe una ley de archivos que proteja estas situaciones y las ampare", lamenta Wechsler. Aún así, la Untref se ha comunicado con Hacienda e Interpol ante la sospecha de que pudo haber irregularidades en la venta y en la exportación del material, una acusación que Ocampo niega.
Pese a la polémica generada, ni los hijos del artista ni el Ministerio de Cultura se han pronunciado y el destino de la colección sigue sumido en el misterio. "Sólo sabemos que es una fundación extranjera, pero como no sabemos cuál no podemos empezar a negociar. Le propondríamos que piense en la posibilidad de una institucionalización local porque es un archivo muy significativo de la historia reciente de Argentina", concluye Longoni.
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