Las bombas caseras, dirigidas a rivales de Trump, no alcanzaron a detonar porque fueron interceptadas. Un exagente del FBI dijo a La Tercera que esto parece ser obra de “un loco retorcido solitario”.
A dos semanas de las elecciones legislativas en Estados Unidos, una serie de bombas caseras fueron enviadas a importantes figuras demócratas, como el expresidente Barack Obama y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton. También despacharon paquetes al ex fiscal general Eric Holder y las oficinas de la cadena CNN.
Los aparatos fueron enviados como cartas y no detonaron porque fueron interceptados, pero de explotar hubiesen provocado heridos señaló el diario The Washington Post. De inmediato, se inició una intensa investigación, según The New York Times, por si los paquetes habían sido enviados “a blancos que, a menudo, están sujetos a la ira de la extrema derecha”.
Un agente de seguridad dijo que los aparatos eran similares al encontrado el lunes en la casa del filántropo George Soros. Mientras que el sobre que fue enviado a la cadena CNN iba dirigido al exdirector de la CIA, John Brennan, un duro crítico del Presidente Donald Trump, quien revocó su autorización de acceso a información clasificada.
“Clinton, Obama, Soros y CNN, todos figuran en los ataques políticos republicanos, muchos de ellos han sido liderados por el Presidente Donald Trump. Él tiene una animosidad particular contra CNN”, escribió The New York Times.
Los paquetes enviados a la excandidata presidencial y a Obama fueron interceptados por el servicio secreto durante una revisión habitual de escáner, por lo que no los recibieron.
CNN evacuó su oficina de Nueva York luego de detectar el envío de una supuesta bomba artesanal junto con un sobre que contenía polvo blanco. Un escuadrón antibombas aseguró el dispositivo y lo sacó para investigar.
Tanto en el caso de Soros, como en el de Brennan y de Holder, los paquetes explosivos tenían como remitente a la congresista demócrata de Florida, Debbie Wasserman. Por ello, el que iba dirigido al ex fiscal y que tenía mala la dirección terminó llegando a la oficina distrital de Wasserman en Florida.
El diario dijo que en la tarde otro sobre fue enviado a la representante demócrata de California, Maxine Waters, el que fue interceptado en una instalación de correos.
Un dispositivo sospechoso hallado en la oficina de Manhattan del gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, resultó ser una falsa alarma, al igual que otros cerca de las oficinas de la ascendente senadora demócrata Kamala Harris.
Tras las diversas alarmas que se activaron en el país, Donald Trump hizo un llamado a la unidad. “En estos momentos, tenemos que unirnos y enviar un mensaje muy claro y contundente de que los actos de violencia política de cualquier tipo no tienen lugar en Estados Unidos”, dijo.
A su vez, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, calificó esta ola de bombas caseras como un “acto de terrorismo”.
Todos los artefactos parecen venir de la misma persona, dijo John Miller, director del departamento antiterrorista de la Policía de Nueva York. En la misma línea, el exagente del FBI, Mark Rossini, que trabajó rastreando a Al Qaeda, señaló a La Tercera que estas bombas caseras son “el trabajo de una persona, no de muchos. Esto, porque si fueran un grupo arriesgarían ser descubiertos”.
“Este no es el trabajo de una organización terrorista islámica o de algún miembro de la caravana de Centroamérica. Es el trabajo de un loco retorcido solitario con delirios de grandeza. Dudo que el individuo sea un miembro de una organización de extrema derecha como el KKK, The Order u otro grupo similar neo nazi. Este es un individuo que puede poseer algún tipo de literatura o ha buscado en internet. Por lo general, son personas que actúan en solitario que se sienten por encima de todos o que son muy importantes para ser miembros de un grupo”, agregó Rossini a La Tercera.
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