miércoles, 26 de septiembre de 2018

Muere Manuel Rodríguez Araneda, mundialista de 1962 y primer técnico de Iván Zamorano


El Guerrillero falleció esta madrugada.


El fútbol chileno lamenta un nuevo deceso. Manuel Rodríguez Araneda, quien fue parte del plantel que obtuvo el tercer puesto en el Mundial que se disputó en el país en 1962, e histórico entrenador de Cobresal, entre otros clubes, falleció en esta madrugada. En la escuadra de El Salvador contribuyó a la consolidación de Iván Zamorano, entre otros futbolistas que brillaron a nivel nacional e internacional. Fue, de hecho, el primer entrenador de Bam Bam como profesional.
El Guerrillero desarrolló su carrera como futbolista íntegramente en Unión Española, al que defendió entre 1955 y 1972. Como entrenador, además de la escuadra minera, trabajó en Arica, Atacama, Antofagasta, Unión Española, Coquimbo Unido y Magallanes. En 1987 dirigió por una ocasión a la selección chilena.

La última batalla de Manuel Rodríguez Araneda, el Guerrillero.

En octubre de 2013, El Deportivo entrevistó al ex miembro de la "Roja" que resultó tercera en el Mundial de 1962. El también DT sufría Mal de Parkinson. Aún así, el primer técnico de Iván Zamorano siguió jugando fútbol y buscando al nuevo "Bam Bam" en colegios.


“Chuteen mientras tanto. Yo los llamo”. La orden de Manuel Rodríguez Araneda a sus alumnos en la escuela Teniente Dagoberto Godoy, en La Granja, consigue calmar momentáneamente a los pequeños, cuyas edades no superan los 10 años. Pero no logra frenar su curiosidad. Al rato, los pequeños rodean a su profesor y comienzan a preguntar el motivo de esta entrevista, inocentes respecto de la trayectoria del personaje.
Cuando escuchan que “El Guerrillero” defendió a la selección chilena en un Mundial, en el de 1962 nada menos, y que logró un histórico tercer puesto, la impresión que tenían de él cambia de inmediato y la comparación brota instantáneamente. “¡Ah! Igual que Alexis Sánchez y Arturo Vidal”, exclaman antes de volver a la multicancha para seguir dándole al balón. Algunos, con una potencia insospechada para su estatura.
“Hay varios con muchas condiciones, pero es complicado dirigir a niños. Algunos padres creen que un chico con condiciones es una cuenta de ahorros, que puede asegurarles el futuro. Y lo presionan a él y al resto. Igual, aprendo bastante con ellos. Hasta de la nueva forma de hablar que tienen los jóvenes”, cuenta el ex defensa y técnico profesional.
Rodríguez se excusa, deja su asiento y se inserta de lleno en el entrenamiento que pretende reflejar formalidad. Los equipos están vestidos con petos de tres colores distintos. El proceso de selección para un torneo escolar está a punto de comenzar.
El ex adiestrador de Cobresal y Unión Española suelta el balón anaranjado para que sus pupilos comiencen a “pichanguear”.
Al poco rato, los movimientos bruscos y descontrolados de su mano izquierda denotan su último desafío. En octubre del año pasado, le diagnosticaron Mal de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo crónico que, con el tiempo, conduce a una incapacidad progresiva.
El ex jugador asume su enfermedad con una naturalidad que conmueve. Tiene 75 años y la considera una consecuencia de su avanzada edad.
“Uno ya está en la edad de dar vuelta la página. Fue en un momento especial en que empecé a adquirir un movimiento raro en el brazo. El médico me dijo que era un principio de Parkinson y que era cuestión de hacerse un par de exámenes y resonancias, que salieron negativos. Tengo que tomar remedios para mantenerlo controlado” explica.
Después, incluso, bromea. “Hay que mirar el carné y tomárselo con humor, sobre todo a esta edad. Mientras uno tenga el espíritu y el ánimo de estar metido en cosas, lo demás pasa inadvertido. Te lo echas al hombro. Si no, te echas a morir, te pones más viejo y te pones a esperar que te calcen el pijama de palo”, agrega, algo resignado.
Independientemente del diagnóstico, no ha dejado sus actividades normales. Tiene un pasar económico tranquilo, producto de acertadas decisiones de inversión y de las dos pensiones que reciben los mundialistas del ’62, una estatal y otra de la ANFP. Se mantiene ocupado en su labor de presidente de los ex jugadores de fútbol, rol que le permite criticar el escaso compromiso gremial.
También fustiga la elección permanente de foráneos en el fútbol local, tanto técnicos como futbolistas. “No soy xenófobo, pero es un hecho que las sociedades anónimas son más proclives a contratar extranjeros“,añade.
En el intento por mantener la normalidad, suele juntarse a jugar fútbol con miembros de la colonia española. También da clases a menores en la Municipalidad de Las Condes. En el sector alto de la capital, no lo duda, también podría encontrar al nuevo Iván Zamorano.

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