La Roja se queda fuera de la Copa del Mundo. Ni para el repechaje le
dio, tras perder por 3-0 ante Brasil en Sao Paulo. La Escuadra de Pizzi
no pudo aguantar su buen primer tiempo y el Scratch le pasó por encima
en el complemento.
No hay Rusia 2018. Se acabó cualquier sueño. Chile cayó 3-0 en Sao
Paulo y la Selección quedó fuera de la Copa del Mundo. El fin de un
ciclo, el fin de un sueño. No se pudo ante Brasil, como no se pudo en
Santiago, en La Paz, en Asunción y en un montón de partidos donde esta
Selección no dio el ancho, donde vivió el contraste del fracaso frente a
todos los éxitos y alegrías que le regaló al país.
Pizzi jugó a lo Pizzi. Con el esquema que siempre utilizó hasta que
llegó a la banca de la selección chilena. La lesión de última hora de
Francisco Silva provocó la variante, porque significó el ingreso de José
Pedro Fuenzalida. Y con eso, la escuadra nacional se paró en el Allianz
Parque con un dibujo 4-2-3-1. ¿La idea? Doblar las bandas, para atacar y
principalmente para defender. Con Mauricio Isla y Chapita por la
derecha (la zona de preferencia de Neymar) y con Beausejour y Alexis
Sánchez por la izquierda. Frente a los pentacampeones del mundo había
que tomar recaudos.
En el centro de la zona media, el averiado Charles Aránguiz y Pedro
Pablo Hernández se instalaron como dos pivotes. Con la tarea del
desgaste, de ir al choque de ser necesario, sin olvidar su principal
característica, que es la entrega pulcra de la pelota. Un alcance para
la labor del Príncipe: corriendo a media máquina, sí cumplió muy bien su
obligación táctica. Mucha fuerza mental. Frente a los pentacampeones
del mundo había que ser inteligentes.
En el papel, un partido bien planteado por Macanudo, quien transformó
a un equipo diezmado en un equipo competitivo. Lo prometió en la
conferencia de prensa y, al menos durante la primera mitad, lo cumplió.
En la cancha, los de camiseta roja corrían como exigía la ocasión, como
la final que era. Frente a los pentacampeones del mundo había que estar
más concentrados que nunca.
Brasil, sin embargo, es una de las mejores selecciones del planeta,
candidata fija a ganar el Mundial de Rusia. Tiene capacidades técnicas,
individuales y colectivas, insuperables. Por eso, aunque se juegue con
total aplicación, el Scratch siempre se las arregla para generar
peligro, para tener uno o dos mano a mano, por lo menos. Pasó en la
fracción inicial, a los 15 minutos, cuando Neymar enfrentó a Claudio
Bravo. El capitán de Chile respondió con una tapada fenomenal, como
también se mostró seguro ante el cabezazo al cuerpo de Gabriel Jesús.
Frente a los campeones del mundo, el arquero está obligado a tener una
noche inspirada.
La deuda criolla estaba de mitad de cancha hacia arriba. Jorge
Valdivia, el más participativo, muchas veces cercado por tres rivales.
Alexis, en tanto, solidario para defender, pero poco claro para atacar.
Peleador, pero inofensivo. Y Vargas, perdido como único delantero, sin
asistencia y sin la movilidad para ser una opción de pase. Y frente a
los pentacampeones del mundo hay que saber hacer daño cuando se puede.
Dentro de todo, el cero del primer tiempo graficaba a un Chile que
supo contener a Brasil. Aránguiz no aguantó más, eso sí. El esfuerzo le
pasó la cuenta y Pizzi se vio obligado a sacarlo. Erick Pulgar entró en
su lugar. La Roja cambió o Brasil se encendió, el punto es que en dos
minutos la verdeamarela sepultó el sueño de una victoria. Paulinho y
Gabriel Jesús marcaron las primeras conquistas, a los 55’ y 57’. Ante
los pentacampeones del mundo el arquero debe estar inspirado, había que
estar concentrados y tomar recaudos. Y Bravo se comió enterito el primer
gol, porque no pudo aprisionar un tiro libre que iba al cuerpo. Y
Neymar con Gabriel Jesús enfrentaron casi solos al arquero, porque Chile
fue sorprendido de contra.
Pizzi se desesperó. A esa altura, el deseo de ir a Rusia dependía
exclusivamente de lo que pasaba en Asunción y en Lima. Y los resultados
tenían a la Selección fuera de todo. El DT se jugó entero: mandó a la
cancha a Puch y a Paredes, sacó a Fuenzalida y Hernández. Armó un enredo
en el medio, se expuso dejando a Puch y Pulgar en la línea de
contención y mandando a todos los demás al ataque. Sin ideas, sin
embargo, sólo las que aportaba un extenuado Valdivia.
La única forma de ir al repechaje era anotando un gol y rezar porque
los otros resultados se dieran. Chile, no obstante, no supo cumplir con
su tarea. No supo preocupar a la relajada portería de Brasil. No tuvo
las armas, como no las tuvo durante la mayor parte de estas
Eliminatorias. Rusia 2018 no se perdió en Sao Paulo, no se perdió en la
última fecha. Los pasajes al Mundial se cayeron ante Paraguay en
Santiago, ante Bolivia en La Paz. La Generación Dorada dejó ir una
clasificación que hace unos meses parecía segura. Y eso,
lamentablemente, es culpa de los jugadores y de Juan Antonio Pizzi,
quien no supo administrar el enorme talento que tenía a su mando.
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