Luego de ser formalizado el 11 de diciembre de 2015 por la Fiscalía, el viudo de la contadora Viviana Haeger cumplió con la medida cautelar de prisión preventiva.
¡ Asesino, eres un desgraciado, un perro! ¡Eres un asesino!
Entre esos gritos de mujeres que llegaron a escuchar el veredicto en el caso Haeger, Jaime Anguita se retiró, junto a sus abogados, del Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt luego de ser absuelto de los cargos que le imputó el Ministerio Público.
En fallo unánime, la segunda sala de dicho tribunal estimó que las pruebas presentadas no fueron suficientes para acreditar la responsabilidad del viudo en los hechos. No se acreditó que este haya encargado a Pérez la muerte de su mujer, ni el pago que habría realizado.
Era señalado como el autor intelectual del crimen, la
historia calzaba, como dijo en varias ocasiones su hija mayor, pero no
hubo elementos probatorios para que fuera condenado.
Resultaba extraño que contratara a un sicario para matar a
su mujer, que llegó al domicilio sin los elementos que se le atribuyen a
este tipo de actos. José Pérez llegó a la vivienda con una mochila
vacía y algunos objetos, y se retiró con algunas especies menores que
pertenecían a la familia, lo que también resultó raro para quienes se
oponían a la idea del robo con homicidio.
Esas dudas fueron zanjadas por el tribunal y determinaron que el crimen cometido correspondía a un delito de robo con homicidio, ni más ni menos. El culpable: José Pérez.
Con ello Anguita quedó libre, después de 657 días cumpliendo prisión preventiva
y tras ver frustradas sus sucesivas apelaciones para rebajar sus
medidas cautelares, recuperó su libertad y podrá volver junto a sus dos
hijas, quizás, a la misma casa que habitó hace casi dos años.
Desde el momento en que la Fiscalía formalizó la
investigación en su contra, el 11 de diciembre de 2015, como autor
inductor del delito consumado de parricidio, con la agravante de haber
cometido el delito mediante premio, recompensa o promesa, el ingeniero de profesión permaneció en el penal Alto Bonito, de la capital regional de Los Lagos.
En una celda individual de tres por tres metros del módulo
91 de dicho recinto penitenciario pasó sus días, por ser considerado un
peligro para la sociedad y para la investigación, con la restricción de
mantener contacto con el otro imputado en la causa, hoy condenado, José
Pérez.
Varios psicólogos consultados sobre la personalidad de este
hombre de 59 años lo definieron como un hombre frío y calculador, que no
demostraba sus emociones, pero uno de hombres que compartió con él en
el penal, “El Chico Altamirano” como prefirió ser llamado, aseguró
haberlo visto llorar en varias ocasiones, sobre todo cuando hablaba de su mujer.
Este, también sostuvo que el ingeniero revisaba
constantemente documentos del caso y fotografías. Durante los momentos
que compartieron, según el relato de Altamirano a un medio regional, con
esos documentos Anguita le habría reconocido su participación en el
asesinato.
Producto de las condiciones que rodearon este caso, durante
los meses que el viudo de Viviana Haeger estuvo en prisión preventiva
tuvo constante vigilancia por parte de los funcionarios del penal, con el objetivo de que este u otros internos pudieran atentar contra él.
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